La seguridad de Julio César Chávez Jr., tras su regreso a México, se encuentra bajo alerta debido a posibles amenazas de grupos criminales que operan en el norte del país.
La Fiscalía General de la República investiga supuestos vínculos del boxeador con facciones del Cártel de Sinaloa, basándose en escuchas telefónicas y menciones de cercanía con líderes criminales.
Entre los grupos que podrían representar un riesgo destacan Los Chapitos, dirigidos por los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, y con quienes Chávez Jr. tendría conexiones indirectas a través de relaciones familiares.
También se mencionan a Los Salazar, antiguos aliados de Los Chapitos actualmente en conflicto con ellos, y La Chapiza y los Matasalas, células que operan en el desierto de Sonora y mantienen pugnas internas con otras facciones.
El abogado del boxeador ha señalado que las pruebas presentadas son insuficientes, basadas en “anécdotas de camaradería” y referencias no verificadas. Aun así, el juez decidió que la investigación continúe durante al menos tres meses para determinar si las conexiones señaladas representan un riesgo real o se trata de simples especulaciones.
