Por: José Ángel Parra M.
DOS REGLAMENTOS
En el futbol mexicano existen dos reglamentos. Uno aplica, por lo general, contra recargones, zancadillas, codazos, patadas, entre un largo etcétera. El otro, por lo visto, funciona de una manera distinta cuando los jugadores portan la indumentaria en amarillo y azul. Hace aproximadamente tres semanas, en la visita de las Águilas en La Corregidora, el central andino Igor Lichnovsky escaló sobre los hombros de Emanuel Gularte, de Gallos Blancos, para luego soltar el frentazo y decretar la ajustada victoria del América sobre el conjunto queretano.
Inicialmente el nazareno Diego Montaño pitó falta, mas luego el VAR se encargó de convencerlo de que había aplicado mal el criterio, y después de una larga revisión dio marcha atrás y validó la anotación del zaguero chileno, no sin antes inundar de polémica las redes sociales con la repetición de la invalidada infracción.
El pasado viernes, en el Kraken, los cremas replicaron el éxito alcanzado en Querétaro, con aportación goleadora de los mismos jugadores, Diego Valdés e Igor Lichnovsky. Curiosamente el segundo de ellos volvió a conquistar el tanto de la victoria y de una forma prácticamente idéntica a la conseguida semanas atrás. Igor apareció al segundo poste y se volvió a colgar en la espalda de su contrincante, para enseguida soltar el picotazo mortal sobre la meta de los Cañoneros de Mazatlán. Ahora la víctima fue Luis Olivas. Lichnovsky se recargó claramente en su oponente y así llegó la segunda anotación del refuerzo americanista.
Esta vez el silbante Óscar Mejía lo dio por bueno y los tímidos reclamos del rival fueron ignorados en medio del festejo del club capitalino. Nadie dijo nada, todos estuvieron de acuerdo. Los comentaristas millonetas justifican los fallos a favor con tan solo tachar de llorones a quienes protestan o reclaman que las reglas se interpretan de una manera diferente si son a favor del líder azulcrema. Lo extraño es que cuando hay alguna acción polémica que perjudica a las Águilas, hasta entonces los jilgueros reprochan airadamente y piden una y otra vez la repetición de las jugadas, hasta que el VAR “imparta justicia”. Por eso casi nadie entiende cuando maniobras parecidas se aplican de una forma opuesta. ¿De qué sirve el VAR, si de todos modos el futbol y sus reglas se rigen en función del color y el escudo?