Hablillas
Por: José Ángel Parra
A falta de pan, reza el refrán… tortillas. Esa es justo la situación que experimenta el desfigurado deporte de las patadas, ahora que pretenden devolverle la Selección Nacional a un estratega mexicano. Y es que, en época de vacas flacas, tanto de futbolistas locales como de entrenadores de nuestro país, tampoco hay muchas opciones ahora que buscan alternativas en el timón ratoneril.
Además de Miguel Herrera, otros como Ignacio Ambriz y Jaime Lozano aún parecen faltos de argumentos para asumir el cargo. Mientras que el resto de los aspirantes están muy vistos y en decadencia. Después no ha habido candidatos para que nuevas generaciones de entrenadores se muestren, y en ese tenor se arrastra el futbol mexicano, cual gusano de maguey.
Entonces, realmente el único aspirante es el Piojo. Ya hemos dicho hasta el cansancio que recurrir a estrategas extranjeros resulta ocioso, porque evidentemente a ninguno de ellos le puede nacer el amor ni la pertenencia, dado que el equipo que dirigen no los representa. Entonces ellos apuntan hacia don dinero, porque cuando aparece en el horizonte alguna otra alternativa, no dudan en inclinarse hacia su cuna de nacimiento. Y eso es completamente lógico, no se le puede reprochar a nadie semejante conducta. Aquí lo que está mal hecho es que se haya dejado de trabajar en todos los ámbitos hacia la generación de prospectos que puedan convertirse en ídolos, y después también que asuman el timón Tricolor.
Los Lapuente, Meza, De la Torre, Tena, Sánchez, Vucetich e incluso los Ferretti o LaVolpe, que aquí se hicieron como técnicos, pertenecen a otros tiempos. De ahí que volvemos al problema de siempre. Se ha dejado de trabajar, y todo se resuelve con traer a toda clase de entrenadores del exterior, sin conocimiento del medio. Los dos últimos procesos de México han estado en manos foráneas: Ya vimos los pobres resultados con Osorio y el evidente retroceso con Martino. Y se supone que el Tata corresponde a la élite. Pero los resultados son los mismos o incluso peores.
Definitivamente Miguel Herrera es el único, pero a partir de él deben comenzar a cambiar muchas inercias, para que México vuelva a competir a nivel de clubes y después con la camiseta verde, aunque de momento dicho escenario está muy lejos de aterrizar.